Sunday, January 22, 2012

Guardiola asegura


Me suponía a un Málaga atrevido debido a la imagen futbolística siempre romántica del ingeniero Pellegrini, pero el Barça se topó con un equipo improvisado que no usó bien sus armas principalmente cuando andaba sin pelota.

Pero antes de indicar cual fue el epicentro de un sinfín de oportunidades, Guardiola apostó por la imagen segura y compacta de su equipo, el 4-3-3, a pesar que el mediocampo rival dejaba siempre en desventaja numérica.

Valdés
Alves - Piqué - Mascherano - Abidal
Busquets
Thiago - Iniesta
Messi
Alexis - Adriano

Así Pep y sus pupilos amenazaban con perforar las líneas del Málaga. Al principio Messi se situó al costado como si de un Cerrojazo se tratara, pero luego se fue completamente a la posición de enganche para que quede todo a disposición de Alexis Sánchez y sus grandes movimientos "silenciosos".
Continuamente, volvía locos a los centrales y eso sirvió para evitar la anticipación. Ya con eso ganado, lo siguiente era hacer de las transiciones pan comido para Leo Messi y su amenazante presencia entre líneas. El 4-3-3, justamente sirvió para eso. Alves y Abidal, no fueron los únicos, Adriano también fijó al lateral Sergio Sánchez, y dejó por fin, que sea el partido de Iniesta y Thiago, realizando ellos las transiciones seguras de la defensa hasta llegar a 3/4.

Busquets, pieza clave en hacer cómodas aquellas idas, andaba sin sujeto al lado. Totalmente libre y en efecto, haciendo otro buen partido para sumarse a su inquebrantable experiencia.

Antes de llegar a explicar de manera simple, el dolor de cabeza de Pellegrini, los huecos y caminos que teníamos que encontrar en mediocampo no fue difícil, en absoluto. Uno de los quiebres más desesperantes en el partido, se dio entre Eliseu y Maresca. El interior bien posicionado, pero el extremo no.
Eso dio paso a que Thiago o el mismo enganche estén siempre respirando aire fresco por esa zona. Fue uno de los caminos que mejor encontraron, creando a la vez una línea de pase para el otro pulmón del equipo.
Por otro lado, Iniesta que era uno de los artífices, actuó de manera discreta, porque el verdadero látigo fue Thiago: el mejor de la plantilla actuando por detrás del balón; en el sentido de encontrar espacios de forma instantánea.
Así pues, se daba paso a filtrar el balón entre el novato bloque defensivo (si se puede llamar bloque)...
Y una vez que se llegaba a los pies de Leo Messi, todo quedaba a su criterio, que se desataba en milésimas de segundo. Las mejores oportunidades las tuvo él. En simples palabras, le sirvieron el partido en bandeja.

La otra cara del partido no fue decepcionante. El Málaga, en el primer tiempo, amenazó con sus contras y algunas acciones que no se llegó a concretar si no fuera por el buen momento de Víctor Valdés. Una vez que Pellegrini se arrepintió de la peor decisión de su vida, quiso volver a su faceta romántica en ir al ataque, presionando a la primera línea; pero ya era demasiado tarde,... a los 50 minutos.

Con el verdadero Málaga dispuesto a "morder", el Barça se aprovechó aun más y no demoró en sentenciar. Messi ya se colocaba como falso 9. Cuenca entró en lugar de Alexis, al lado extremo, mientras Adriano siguió con su magistral ida y vuelta por la banda.

Cuando Pep quiere sentenciar o asegurar un partido, no duden que tácticamente será preparado para el mejor futbolista del planeta. Al menos hasta ahora ha sido así.
Los locales siguieron teniendo sus ocasiones, incluso una se llegó a concretar con gran definición de Rondón. Nuestro peso era mayor, pero de todas formas, superamos esa línea que separa el éxito del fracaso, y que según Pep, siempre es delgada.

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