Monday, January 9, 2012

En el momento menos apropiado

Cuando analizas un partido del Barça es totalmente diferente a hacerlo con otro equipo donde colocar conclusiones al final es menos complicado. Aquí, siempre resaltan las hipótesis, mas no una oración final que puntualice las causas exactas de un fallo o una victoria.
Principalmente si se trata de tácticas. Por eso hoy, después de repasar el partido dos veces taché varias hipótesis y me quedé con una...

Días antes del derbi catalán, nos enfrentamos al Osasuna. Y si bien este partido no fue altamente intenso, sí reclamó Guardiola el mismo grado de concentración que un Madrid-Barça. El equipo respondió pero no se percató que días después le tocaba una de las pruebas que más complicaciones nos ha dado las últimas temporadas. No culpo a Pep. Su ambición y confianza es tan grande que quiso poner a prueba al equipo este mes, para poder estar convencido que irían a por las tres competiciones sin bajar un minuto la atención.

Pochettino, un entrenador más que bueno, le ganó la partida en un duelo donde hubiéramos ganado claramente, sino fuera por la dejadez "comprensible" de algunos.
Lo que muchos indican es que la línea de 3, o en otras palabras el 3-5-2 no fue el apropiado. Yo también tenía aquella idea que armando un 4-3-3, es decir, abriendo más el campo, el Espanyol hubiera sufrido muchísimo, pero viendo ya la segunda parte comencé a preguntarme, ¿y por qué Pep insiste tanto con este sistema si está más que claro la debilidad en las bandas?

Entonces me planteé otra hipótesis, y me guié de la frase de Guardiola en rueda de prensa que dice: "El rival también juega, estamos malacostumbrados"
A partir de esa explicación, comprendí todo. Y es que lo mismo que pasó ante la Real Sociedad la pasada temporada, cuando ganábamos por la mínima, pasó hoy. Y se puede explicar ahora sí, desde errores tácticos...

Guardiola dio paso a este sistema:

Valdés
Puyol - Piqué - Abidal
Busquets
Xavi - Iniesta
Alves - Cesc - Messi - Alexis

Una de las cosas que Pep puso a prueba es no llevar como referencia a Alexis de '9', sino como sorpresa. Se tiraba hacia la banda y cuando asomaba peligro se trasladaba hacia el centro, pero sus movimientos no eran fijos. Siempre dependían de dónde estén ubicados los jugadores libres, que eran Cesc y Messi.

Y el Espanyol respuesta a ello armó un 4-3-3 defensivo, para salir a la contra que se comenzaron a producir en el mediocampo. También se comenzó a equivocar el equipo de Pochettino después que abriéramos la lata con un cabezazo impresionante de Cesc Fábregas. Se intimidaron un poco pero el técnico argentino no se dio por vencido e insistió en recurrir a la confianza de sus defensas y apostar por la replegación central de sus dos líneas de 3.

De esa forma, la finalización no llegaba y la intensidad bajó a toneladas. No existía la misma picardía que minutos antes.
Así terminaba la primera parte y la mayoría de aficionados protestó la colocación de tres defensas. Yo me incluía en esa queja desde casa, pero Pep insistió con los mismos roles y me di cuenta que quería poner a prueba a sus pupilos. El sistema iba a funcionar, pero no respondieron quienes en sus pies se posaba el mayor peligro...

Por obvias razones, el 4-3-3 iba a estirar mucho más el campo que el 3-5-2, encima de crear superioridad por las bandas cuando en el momento, Alexis y Dani Alves se encargaban de hacerse de individualidades para desquitarse de los más atentos laterales de La Liga, Amat y Dídac, pero apostando por la calidad de Xavi, Iniesta y Messi, se confió que la continuidad de las jugadas iban a ser 100% seguras, pero no ocuparon bien los espacios, y las contras de Thievy, Verdú o Sergio García se transformaban en cada vez más peligrosas, y aun más para el sobrecargado Sergio Busquets, que se encargó de recorrer km. enteros durante la segunda parte y sufrir más de la cuenta. Estaba 'ahogado', mientras la defensa temerosa, aunque salvada muchas veces por la lucha inquebrantable de Puyol.

Los centrales pericos (Rodríguez y Moreno) seguían sin referencia, lo que les invitó a salir a anticipar y lucir sus máximas cualidades. El 4-3-3 era más notable y el Barça seguía insistiendo por la zona donde el mayor riesgo se posaba en contra, aunque Pep estaba seguro que no hubiera existido si los jugadores de 3/4 de campo para arriba no hubieran estado tan desconectados del partido, y en efecto, cometiendo fallos garrafales en pases cortos.

Se tenía tan seguro que el partido estaba hecho, que se les olvidó algo... las bandas quedaban desprotegidas. La espalda de Alves una de las más castigadas, y por esta situación se creaba muchas veces desesperación lo que hacía desordenar ubicaciones.

Y Xavi e Iniesta seguían sin reaccionar. Cesc quizás era el único que incesantemente corría de una lado a otro apoyando en las triangulaciones y las transiciones defensivas por los costados. El gran espacio que se llegó a crear fue el máximo látigo que recibió Pep desde que Mourinho lo introdujo en sus telarañas la pasada final en la Copa del Rey. Llegó el gol de Vásquez, y el Barça reaccionó, aunque tarde, y dejando algunas injusticias en escena después que al árbitro cobrara dos fuera de juego inexistentes y un penal más que claro que se hizo indiferente.

Guardiola jugó con fuego como muchas otras veces, lástima que, esta vez...
se quemó.

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